El Problema de los excesivos ladridos del Perro
Quizás te ha pasado alguna vez que has oído ladrar a tu perro y lo has descubierto mirando a la nada. No tienes ni idea de qué es lo que está haciendo, pero él parece muy concentrado y no calla.
Por supuesto, si los ladridos de tu perro son excesivos o eres incapaz de determinar qué es lo que le está pasando, es necesario acudir al veterinario. Si se trata de algún problema a nivel psicológico, puede resolverse. Ponte en manos de expertos en comportamiento canino. Te llevará tiempo y tendrás que ser paciente.
Ten en cuenta que, aunque a nadie le gusta escucharlo, el principal problema de comportamiento del perro somos nosotros. Dicho de otra manera: no los entendemos y, en consecuencia, los tratamos de manera errónea.
Malentendido entre humano y perro
Cuando el perro está ladrando a la nada nos acercamos a él y lo acariciamos para calmarlo. En nuestra mente es lógico. Entendemos que está nervioso y para nosotros el contacto físico es la mejor manera de infundir tranquilidad. Pero los perros no son personas. Lo que ellos interpretan es “muy bien por tu ladrido, sigue ladrando”.
Así, en un intento de evitar una conducta la estamos reforzando. El perro seguirá ladrando y lo hará más veces. Y no entenderá por qué un día pierdes los nervios y te enfadas con él. Por eso también es contraproducente que lo riñamos.
Ladrar como problema de comportamiento
En definitiva, un episodio puntual de ladridos a la nada no debe resultarnos preocupante. Lo más seguro es que el perro haya percibido algún sonido que no está al alcance de tu capacidad auditiva y parará en cuanto sienta que el “peligro” ha pasado.
Pero si el perro repite esos ladridos a la nada con mucha frecuencia podemos estar ante un problema de comportamiento. Para que un veterinario diagnostique este tipo de trastornos antes tiene que descartar que exista una causa orgánica. Por eso siempre lo primero es acudir a consulta para una revisión general.
Si se determina que está completamente sano, es cuando se deriva el caso a un experto en conducta canina. Será este quien nos dé las pautas más adecuadas para modificar esta conducta, pero podemos anotar algunos consejos generales:
Revisa la rutina diaria de tu perro.
Valora si realiza todo el ejercicio que necesita, si está muchas horas solo, si le proporcionas la suficiente estimulación a nivel mental, si lo has socializado y educado correctamente, etc.
Un perro socializado, ejercitado, educado, atendido y entretenido es más difícil que se quede ladrando a la nada.
Muchas veces somos nosotros mismos los que, sin darnos cuenta, premiamos justo el comportamiento que pretendemos evitar.
Comportamientos repetitivos
Cuando los ladridos a la nada se repiten como una conducta compulsiva podemos estar ante una estereotipia. Las estereotipias son comportamientos que se dan siempre en la misma secuencia y sin ninguna función. Es decir, el ladrido tiene un sentido pero, en la estereotipia, va a surgir sin ningún desencadenante. Es la válvula de escape de un perro que está mal.
No es una reacción a ningún olor o ruido que a nosotros se nos escapa. El perro ladrará mirando a la nada durante mucho tiempo y de una manera monótona. Este tipo de estereotipias son más frecuentes en ejemplares que viven en muy malas condiciones, encerrados o hacinados en perreras. La buena noticia es que es recuperable.
Síndrome de disfunción cognitiva o alzhéimer canino
Por último, el síndrome de disfunción cognitiva, que es un trastorno similar al alzhéimer de los humanos, es otra causa que explica el ladrar a la nada. Se debe al envejecimiento cerebral y, por lo tanto, se presenta en perros de edad avanzada. No se cura pero sí puede tratarse y, sobre todo, adoptar medidas para mejorar la calidad de vida del perro.
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