Si bien no es aconsejable separar a un gatito bebé de su madre y hermanos, pues ello impacta negativamente en su bienestar, desarrollo y socialización, en algunas ocasiones no existe otra opción.

Por ello, aquí te explicaremos cómo es la alimentación de los gatitos recién nacidos. También descubrirás cómo realizar un buen control del crecimiento y otros detalles fundamentales de la alimentación de los gatitos bebés. 

Las golosinas son ideales para deleitar el paladar de nuestro gato pero, además, pueden ser empleadas en el adiestramiento a través del refuerzo positivo y, aunque parezca mentira, pueden resultar uno de los mejores complementos nutricionales para su dieta. 

Obviamente estamos hablando de golosinas elaboradas de forma casera, con alimentos humanos que puede comer un gato, ya que en el caso contrario son pocos los snacks ya elaborados para gatos que nutricionalmente ofrezcan la calidad de una preparación propia y con comida casera. 

¿Quieres prepararle una agradable sorpresa a tu felino? No te pierdas esta publicación donde te mostramos 3 recetas de golosinas para gatos.

Como verás estas golosinas están elaboradas con miel y le encantarán a tu gato, pero debe comerlas con moderación y únicamente de forma complementaria a su alimentación habitual. Necesitarás los siguientes ingredientes para prepararlas:

Su preparación es muy sencilla, inicialmente debes batir el huevo en un cuenco, posteriormente añadir la zanahoria pelada y cortada en daditos o rallada, la miel y el atún, que puede ser en lata o fresco. Si es fresco, recomendamos cocinarlo previamente, dejar que se enfríe y desmenuzarlo. Por último, incorpora la cantidad necesaria de harina para compactar ligeramente la masa y obtener una pasta que se pegue un poco en las manos. Después, forma con ella bolitas pequeñas, colócalas sobre una bandeja de horno y hornea las golosinas para gatos a 180 ºC durante 15-20 minutos.

Para su conservación debes guardarlas en un tarro con cierre hermético, teniendo en cuenta que durarán aproximadamente 3 días. También puedes congelarlas, pero en este caso, antes de ofrecérselas al gato asegúrate de que se han descongelado en su totalidad, o envasarlas al vacío.

Recuerda que el atún en lata no es bueno para los gatos por lo que te recomendamos optar siempre por atún fresco o congelado. No obstante, si esta receta le gusta a tu gato y quieres ofrecérsela de forma regular, lo mejor será alternar, utilizando distintos pescados.

Con un pescado excepcional que hará las delicias de tu gato estas galletas no requieren de una compleja preparación, necesitarás los siguientes ingredientes:

Inicialmente debes precalentar el horno a 200 grados para facilitar la posterior cocción. Mezcla todos los ingredientes en un recipiente hasta obtener una masa homogénea y espesa, forma pequeñas bolitas con la masa y posteriormente comprímelas para darle la forma aplanada típica de una galleta. 

Colócalas sobre papel vegetal en una bandeja y hornéalas durante aproximadamente 10 minutos o hasta que estén doradas.

La manzana es una fruta muy adecuada y beneficiosa para tu felino, además, ayuda a los procesos digestivos y es un excelente antiséptico bucal. Por esto, darle de vez en cuando un trozo de manzana a tu gato es una buena idea, aunque en este caso, vamos a realizar una golosina con mayor elaboración.

Necesitarás los siguientes ingredientes:

Pela la manzana y córtala en gajos finos, como si se tratara de láminas de aproximadamente un centímetro. Bate el huevo y la harina de avena hasta crear una masa homogénea, reboza en ella las láminas de manzana y pásalas por una plancha de cocina, vuelta y vuelta hasta que el rebozado quede algo dorado y crocante.

En este caso, como en otros, estamos hablando de golosinas que nuestro gato puede consumir a la vez que mejora su nutrición. Así mismo, estos crocantes de manzana quizá llamen tu atención, desde luego esta también es una receta humana. 

Conocemos como tortugas. Su columna vertebral y sus costillas están soldadas, formando un caparazón muy fuerte que protege todo su cuerpo. 

En muchas culturas son el símbolo del guerrero, pero también de la paciencia, la sabiduría y la longevidad. Se debe a su lentitud y precaución, que les permite alcanzar una vida muy larga.

Algunas especies pueden llegar a vivir más de 100 años. Para ello, estos curiosos animales tienen que cuidarse y, sobre todo, alimentarse muy bien. Pero, ¿sabes qué comen las tortugas? Si la respuesta es no, sigue leyendo porque en este artículo te contamos todo lo que debes saber sobre la alimentación de las tortugas, tanto de las marinas como de las de agua dulce y terrestres.

Existen 7 especies o tipos de tortugas de mar que forman la super familia. Su alimentación depende de cada especie, del alimento disponible y de sus enormes migraciones. A pesar de ello, podemos resumir lo que comen las tortugas marinas dividiéndolas en tres tipos:

Tortugas de mar carnívoras: comen invertebrados marinos como esponjas, medusas, crustáceos o equinodermos. De manera ocasional, pueden comer algunas algas. Dentro de este grupo encontramos a la tortuga laúd (Dermochelys coriacea), la tortuga lora o golfina (Lepidochelys kempii) y la tortuga plana (Natator depressus).

Tortugas de mar herbívoras: la tortuga verde (Chelonia mydas) es el único quelonio marino herbívoro. Cuando son adultas, estas tortugas se alimentan exclusivamente de algas y plantas marinas, aunque suelen comer animales invertebrados cuando son juveniles. 

Tortugas de mar omnívoras: son más oportunistas y su alimentación depende de lo que haya disponible. Comen algas, plantas, invertebrados e, incluso, peces. Es el caso de la tortuga boba (Caretta caretta), la tortuga olivácea (Lepidchelys olivacea) y la tortuga carey (Eretmochelys imbricata).

Conocemos como tortugas de río a aquellas que viven asociadas a fuentes de agua dulce, como los ríos, los lagos o los pantanos. Algunas de ellas, incluso, pueden vivir en aguas algo saladas, como los estuarios o las marismas. Por este motivo, como ya habrás imaginado, lo que comen las tortugas de agua dulce también depende de cada especie, de dónde viven y del alimento existente.

La mayor parte de las tortugas de agua es carnívora, aunque complementan su dieta con pequeñas cantidades de vegetales. Cuando son pequeñas, consumen animales minúsculos, como larvas de insectos (mosquitos, efímeras, libélulas) y pequeños moluscos y crustáceos. También pueden comer insectos acuáticos como las chinches de agua (Naucoridae) o los zapateros (Gerridae). Así pues, ante la pregunta qué comen las tortugas pequeños pertenecientes a este grupo, ya ves que su alimentación es bastante variada.

A medida que crecen, estas tortugas consumen animales más grandes como larvas de crustáceos, moluscos, peces e, incluso, anfibios. Además, cuando llegan al estado adulto, suelen incluir algas, hojas, semillas y frutos en su dieta. De esta forma, los vegetales pueden suponer hasta un 15 % de su consumo y son fundamentales para su salud.

En algunas tortugas, el consumo de plantas es bastante superior, por lo que se consideran tortugas de agua omnívoras. Es el caso de la conocida tortuga de Florida, un reptil muy oportunista que se adapta bien a cualquier tipo de alimentación. De hecho, a menudo se convierte en una especie exótica invasora.

Por último, algunas especies se alimentan casi exclusivamente de vegetales, aunque consumen animales de manera ocasional. Por este motivo, se consideran tortugas de agua herbívoras. Un ejemplo es el terecay (Podocnemis unifilis), cuyo alimento favorito son las semillas de plantas leguminosas. Por su parte, la tortuga de llanura costera  prefieren las macroalgas.

Una de las principales diferencias entre tortugas de agua y de tierra está en su alimentación. Las tortugas terrestres se han adaptado a vivir fuera del agua, pero siguen siendo animales lentos, especializados en esconderse. Por ello, la mayoría de las tortugas terrestres es herbívora, es decir, su dieta está compuesta fundamentalmente por vegetales.

Normalmente, las tortugas son herbívoras generalistas, es decir, consumen hojas, tallos, raíces y frutos de diferentes plantas, dependiendo de la estación y la disponibilidad. Es el caso de la tortuga mediterránea (Testudo hermanni) o las tortugas gigantes de Galápagos (Chelonoidis spp.). Otras están más especializadas y prefieren consumir un único tipo de alimento.

A veces, estos quelonios herbívoros suplementan su dieta con pequeños animales, como insectos u otros artrópodos. Pueden comerlos junto a los vegetales de manera accidental o bien de manera directa. Debido a su lentitud, algunas optan por la carroña, es decir, animales muertos. Sin embargo, la carne supone un porcentaje muy pequeño en su dieta.

Por otro lado, si te preguntas qué comen las tortugas bebés, lo cierto es que su dieta se compone exactamente de los mismos alimentos que la de un ejemplar adulto. En este caso, la diferencia reside en la cantidad, que es mayor debido a que se encuentran en estado de desarrollo.

Los perros son, sin lugar a dudas, fieles compañeros, los cuales no pueden evitar expresar su felicidad y cariño por sus amigos humanos. Además, los perros tienen una sorprenderte capacidad para aprender toda clase de habilidades con las pautas adecuadas, motivo por el cual nos han acompañado durante tanto tiempo y, hoy en día, existen disciplinas de lo más variadas, como los perros de rastreo, guía, protección…

Como verás en este artículo, cómo adiestrar un perro es un procedimiento que requiere paciencia, constancia, pero que da resultados de lo más gratificantes. Siempre sin olvidar la importancia que tu animal se sienta a gusto y motivado durante las sesiones de aprendizaje.

Cuando hablamos de adiestramiento canino nos referimos al acto de enseñar a un perro a responder de forma concreta a una consigna verbal y/o señal gestual.

Lo cierto es que existe una línea muy fina que separa el adiestramiento de la educación, pues ambos conceptos van de la mano y pueden ser usados como sinónimos en algunos casos de forma errónea.

Diferencias entre adiestrar y educar a un perro

Principalmente, podemos distinguir ambos términos por la finalidad que tienen cada uno, pues educar a un perro tiene el objetivo de guiar a este durante su aprendizaje desde que es cachorro, para que el perro aprenda a comportarse y adaptarse en distintas situaciones cotidianas de forma positiva, es decir, logrando que este se sienta seguro y tranquilo. El adiestramiento, en cambio, tiene la finalidad de enseñarle a que realice una acción concreta a la orden, como "dame la pata”.

Sin embargo y como comentábamos, muchas veces confundimos ambos conceptos, pues, por ejemplo, al enseñar a un perro a “sentarse” le estamos instruyendo a que obedezca a una consigna concreta. Pero a su vez, que un perro entienda esta petición, puede facilitar la convivencia fomentando la comunicación y guía de tu perro.

El uso del refuerzo positivo y negativo en perros

Para este proceso de aprendizaje, se emplean los conocimientos que hemos adquirido sobre el aprendizaje y cognición canina. Concretamente, se emplean métodos para establecer una asociación entre un estímulo y una respuesta producida por el animal, mediante el condicionamiento, a la vez que se tratan de identificar las necesidades y habilidades de un perro para fomentarlas.

Con la finalidad de adiestrar a un animal, se emplean el uso de refuerzos. Este concepto hace referencia a un elementos que añades y que motiva al animal a realizar un aprendizaje. Entre estos refuerzos, distinguimos dos tipos:

Darle al animal un estímulo que realmente le motive, como un premio en forma de comida, juego, palabras y caricias… Cuando este realice la conducta deseada. De modo que, el perro volverá a repetir esta acción para volver a recibir el premio.

Retirarle al animal un estímulo molesto o subversivo. Por ejemplo, estirarle de la correa contra el suelo para que se estire, ya que, en el momento que este se echa, deja de sentir la presión. El uso de este refuerzo implica que el perro volverá a repetir la conducta, debido a que este responde evitando o huyendo del estímulo que le es desagradable.

Hoy en día, conocemos los beneficios que aportan el adiestramiento en positivo en el establecimiento de un vínculo entre el perro con su amigo humano. Es decir, el uso de premios para motivar al can a que realice un aprendizaje, en vez de forzarlo a adoptar una conducta adecuada mediante el refuerzo negativo.

Esta segunda técnica no es recomendable, ya que pese a dar resultados rápidos, no crea un vínculo de confianza con el animal y le perjudica formando un carácter inseguro, además de a largo plazo desarrollar comportamientos no deseados o perjudiciales para este.

Los perros aprenden a lo largo de toda su vida, por lo tanto, no existe una edad en la cual es imposible adiestrarlos. Ahora bien, sí que es cierto que no es lo mismo enseñarle cosas nuevas a un cachorro que a un perro de edad avanzada, debido a que los cachorros se encuentran en una etapa en la cual aprenden constantemente de todo lo que les rodea. Capacidad que, con el paso de los años, va disminuyendo, ya un perro adulto cada vez tiene más asentados los aprendizajes y conocimiento de su entorno próximo.

Por esta razón, un perro adulto, a medida que avanza de edad, no estará tan receptivo a nuevos aprendizajes y le costará mucho más. Además, no será lo mismo si este no ha sido nunca adiestrado, pues no estará familiarizado con las pautas ni sesiones habituales de adiestramiento, como lo haría un perro que se le ha mantenido mentalmente activo mediante esta actividad desde joven. Por ende, será importante atender a las capacidades físicas y cognitivas del perro si te planteas enseñarle cosas nuevas, ser paciente y mantener una actitud positiva y motivadora con tu perro cada vez que compartas ratos con él.

Adiestrar a un cachorro es una tarea de lo más gratificante que requerirá paciencia y constancia. Durante esta etapa, es muy importante que enseñes a tu cachorro a que aprenda consignas sencillas, las cuales serán claves para poder comunicarte correctamente con este y, por lo tanto, que atienda a una obediencia básica cuando sea adulto, por ejemplo:

A su vez, también deberás educarle a redirigir conductas que podrían ser problemáticas en un futuro si no sigue la guía adecuada, como inhibir la mordida, aprender a hacer sus necesidades fuera de casa o ayudarle a que se sienta seguro cuando se queda solo.

El procedimiento que deberás seguir para enseñarle una nueva consigna será la siguiente:

Primero, deberás planificar una rutina de sesiones en las cuales dedicarás el 100% del tiempo a enseñarle esta consigna. Al ser un cachorro, no es recomendable que le dediques más de 10 o 20 minutos, pues al ser pequeño se aburrirá y distraerá con facilidad, haciendo que aprenda a no obedecer.

Dedicar poco tiempo de forma diaria, pero asegurándote que durante la sesión tu cachorro esté motivado y atento, será mucho más fructífero que si le dedicases mucho tiempo, pues pasará de ti, se frustrará y asociará la obediencia como una experiencia negativa.

Deberás ofrecerle a tu cachorro el premio que más le guste, solo durante las sesiones de adiestramiento, de este modo será algo realmente valioso y, por ende, aumentará su motivación y atención. Por esta razón, cuando quieras enseñarle algo nuevo a tu cachorro, no es recomendable premiarle con elementos que tiene de forma diaria, como caricias, juego o su propio pienso. Lo más aconsejable es que perciba el premio como algo especial que solo esta durante la sesión de obediencia.

No puedes pretender que tu cachorro consiga aprender una orden a la primera, sino que tendrás que ir poco a poco indicándole la conducta que quiere que haga mediante pequeñas metas, incrementando progresivamente la dificultad. En caso contrario, si tienes expectativas que lo haga bien a la primera, este no entenderá qué quieres y se frustrará.

Por último, y relacionado con el punto anterior, deberás premiarlo con su golosina favorita de forma continua cada vez que veas que hace el esfuerzo y/o está pendiente de ti. En caso que esperes mucho a premiarlo, este podría cansarse, asociando la sesión como una situación que le genera desconcierto y estrés. Por ende, mantenerlo motivado constantemente será clave para que tu cachorro se sienta a gusto, forme un vínculo fuerte contigo y aprenda a obedecerte.

Las sesiones de obediencia deben ser algo positivo para él para que aprenda mediante la motivación. Por esta razón, el uso de castigos solo generará estrés y miedo en tu cachorro, que no beneficiarán en nada su bienestar ni su relación contigo. Por lo tanto, para evitar conflictos, es aconsejable que siempre que quieras educar a tu cachorro tengas una actitud positiva, es decir, si no te encuentras muy bien anímicamente, mejor déjalo para otro día.

Que tu cachorro se encuentre saludable, es decir, con su bienestar físico y psicológico esté cubierto, será esencial antes de plantearte educarle. Debido a que, por ejemplo, si tu cachorro no realiza el suficiente ejercicio, es natural que se encuentre hiperactivo durante la sesión de obediencia, hecho que no beneficiará en que esté atento. Del mismo modo, deberemos fijarnos que no tenga ninguna dolencia ni patología que le impidan realizar un ejercicio.

El adiestramiento en perros adultos difiere en menor o mayor medida de los cachorros por lo que respecta a las capacidades. Ya que, como hemos comentado, los perros a medida que se hacen mayores ven disminuida su capacidad de aprendizaje, aunque no por ello quiere decir que no le puedas enseñar cosas nuevas. De hecho, el adiestramiento aporta beneficios para tu peludo, principalmente, mantener a tu perro mentalmente activo y fortalecer vuestro vínculo.

Los objetivos que quieras determinar con tu perro también serán distintos en función de con qué finalidad plantees el adiestramiento, pues generalmente la obediencia básica necesaria para convivir con tu peludo, debería haberla adquirido de cachorro. Ahora bien, cada perro y circunstancias varían en cada hogar, podría ser, por ejemplo, que necesites enseñarle una educación básica si has adoptado a tu perro siendo adulto y no esté acostumbrado a un estilo de vida familiar.

Si tu perro atiende a una obediencia básica, puedes plantearte enseñarle trucos o, también, puedes instruirlo en disciplinas de lo más variadas, como en olfato. Sin embargo, siempre debes tener en cuenta cuando quieras marcarte un objetivo cuales son las capacidades reales de tu peludo y, evidentemente, su estado de salud, pues, por ejemplo, a un perro con problemas de articulaciones no puedes pedirle que se mantenga alzado sobre sus patas traseras, pues va a acabar haciéndose daño.

Las pautas a tener en cuenta serán similares a las del aprendizaje con cachorros, es decir que deberás:

Por lo que respecta a la planificación de las sesiones, los perros adultos como norma general no tienen tanta energía como los cachorros, ni se distraen con la misma facilidad con su entorno.

Este hecho implica que puedes dedicar más tiempo a las sesiones de obediencia, aproximadamente unos 30 minutos, pero siempre fijándote en que tu perro se mantiene motivado y no agobiado. 

Lo ideal es que finalices la sesión poco antes de que tu perro empiece a estar cansado, de modo que no aprenda a que él decide cuándo dejar de estar atento, sino que tú le indicas cuándo acabar.

En algunas ocasiones, los perros pueden tener accidentes y defecar u orinar dentro de casa, lo cual genera no solo malos olores, sino el problema de evitar que vuelven a hacerlo.

Puede ocurrir, además, que otros perros acostumbren a hacer sus necesidades en tu puerta o jardín, provocando hedores e incluso causando nerviosismo en tus animales.

Ante estas situaciones, es necesario conocer diferentes repelentes para perros efectivos pero, sobre todo, que no dañen al animal. Por ello, en este artículo te proponemos optar por remedios naturales que actúan como ahuyentadores de perros sin necesidad de dañar su salud.

Antes de aplicar un ahuyentador de perros, es importante limpiar el área donde han defecado u orinado.

Para ello, siempre utiliza guantes y mascarilla. Así mismo, evita el uso de lejía o amoniaco, puesto que estos productos incitan al animal a volver a orinar las mismas zonas debido a que en la orina del perro hay amoniaco. En su lugar, opta por productos enzimáticos, mucho más sostenibles con el medio ambiente.

Una vez conseguidos los productos de limpieza adecuados, en caso de que se trate de orina, seca con toallas absorbentes hasta limpiar la mayor parte del líquido; evita restregar las toallas si el perro ha orina tapetes, cortinas u alfombras, pues solo impregnarás el olor en el tejido con mayor profundidad.

Cuando hayas secado la orina, desinfecta la zona con los productos enzimáticos o con una toalla mojada en agua y jabón neutro.

Si el perro ha defecado, retira los desechos utilizando papel o toallas absorbentes y deshazte de ellos en una bolsa cerrada correctamente. Posterior a eso, limpia la zona con toallas empapadas de agua con jabón, o el producto enzimático, hasta retirar por completo las heces.

Cuando las zonas afectadas están bien limpias, es momento de aplicar los repelentes para que los perros no orinen o defequen en tu casa.

Al pensar en los repelentes naturales para perros es importante tener en cuenta aquellos ingredientes u olores que resultan desagradables para ellos, pues ahí reside el secreto de alejarlos de ciertas zonas de la casa.

Debes recordar, no obstante, que ahuyentar al perro para que no orine o defeque en un área de tu hogar no significa hacerle la convivencia insoportable o peligrosa, por lo que evita aquellos métodos que resulten molestos, provoquen reacciones alérgicas o cuyo consumo suponga un peligro de muerte.

1. Limón, el mejor repelente casero para perros

El limón es un ingrediente habitual en la cocina, pero los perros se sienten incómodos cerca de los cítricos. ¿A qué se debe esto? La nariz de los perros presenta alrededor de 300 millones de células olfativas, por lo que son capaces de percibir olores 40 veces mejor que los seres humanos. Debido a esto, el fuerte aroma del limón que percibimos resulta mucho más penetrante para ellos.

El limón natural es una buena opción como repelente para perros que tienden a defecar u orinar dentro de casa. Después de limpiar la zona, exprime suficientes limones para reunir 100 mililitros de zumo de limón, mézclalos con 50 mililitros de agua y una cucharada de bicarbonato. Luego, pulveriza la solución sobre la zona y deja actuar al menos 30 minutos. Repite el procedimientos las veces que sea necesario.

2. Naranjas, mandarinas y otros cítricos

Si no tienes limón en casa, el resto de las frutas cítricas, como la naranja, la mandarina, la lima o el pomelo, también servirán como ahuyentador para perros.

El procedimiento es el mismo que para el limón: exprime la fruta hasta extraer 100 mililitros de jugo, mezcla con 50 mililitros de agua y una cucharada de bicarbonato. Pulveriza en la zona limpia y deja actuar.

3. Repelente para perros con vinagre blanco

El vinagre blanco posee propiedades desinfectantes acompañadas de un fuerte olor, por lo que comúnmente se utiliza como limpiador casero. Entre sus funciones, se encuentra la de ser un excelente repelente para perros que orinan.

El método de uso es sencillo, mezcla una parte de agua caliente con una de vinagre dentro de un pulverizador. Rocía la zona afectada después de limpiarla, deja actuar por 30 minutos y repite el proceso si es necesario.

El alcohol antiséptico es utilizado para desinfectar heridas, ya que posee potentes propiedades como antibacteriano. Además de esto, presenta un olor penetrante que resulta desagradable incluso para las personas, así que a los perros les molesta más. Eso sí, es muy importante comprobar que el animal no intenta lamerlo porque podría provocarle problemas digestivos.

¿Cómo ahuyentar perros para que no orinen en tu jardín o puerta? Rociar alcohol mezclado con agua es una buena opción, pues disuadirá a los perros de acercarse a tu casa. Si tienes plantas, rocía el alcohol fuera de las macetas o en la reja, pero jamás sobre las ellas.

Limpiar el suelo donde tu perro ha hecho sus necesidades por accidente puede ser trabajoso, pero el problema se complica si el accidente ha ocurrido sobre superficies cubiertas con tela, como el sofá o la cama. Sin embargo, existen varios métodos que pueden ayudarte a eliminar el olor en estos casos y servir como ahuyentadores para perros.

Estos son los repelentes que recomendamos cuando han orinado o defecado el sofá y la cama:

Seguramente conoces el peróxido de hidrógeno como agua oxigenada. Aunque para el ser humano no tiene un aroma desagradable, resulta muy penetrante para los perros y puede irritar sus fosas nasales.

Por este último motivo, el peróxido de hidrógeno debe utilizarse mezclado con agua. Así pues, vierte una parte en un recipiente con pulverizador y mezcla con otra parte de agua. Rocía la solución casera sobre la cama o sofá y retírala con agua después de 30 minutos. En telas oscuras, se recomienda probar en una zona no visible para prevenir que se decolore.

La pimienta de cayena es otro ingrediente que funciona como ahuyentador para perros. Además, no solo te servirá para aquellos que orinan y defecan en el mueble o la cama, sino que también es repelente para perros que muerden los muebles.

Este ingrediente puede irritar las mucosas del perro, por lo que conviene utilizarlo con moderación y después de realizar una limpieza exhaustiva del área para eliminar cualquier resto de olor. Tienes dos opciones: frotar la pimienta molida sobre la zona afectada o mezclar una cucharada de pimienta con agua y rociar la solución sobre el mueble o la cama, recomendamos la segunda opción por ser menos agresiva.

Repelentes para perros no recomendables

Independientemente de si buscas repelentes para perros que orinan o defecan dentro de casa o ahuyentador de perros ajenos, es imprescindible evitar métodos que resulten perjudiciales para ellos. En este sentido, jamás debes utilizar como repelente para perros que defecan u orinan:

La naftalina es tóxica para los perros, su consumo accidental significa una muerte segura. El ají o chile, por su parte, es altamente irritante para las mucosas debido a que contiene capsaicinoides, componentes que le dan su particular sabor picante. Debido a esto, al utilizar ají solo conseguirás crear un ambiente hostil para tu perro. Los productos con amoniaco y el cloro son tóxicos y podrían tener el efecto contrario al que buscas: el olor del amoniaco es similar al de la orina, así que, en lugar de ahuyentar al perro, le hará creer que existe otro can invadiendo su territorio, por lo que reforzará su actitud de marcaje.

Consejos para evitar que tu perro orine o defeque en casa

Antes de comenzar a utilizar repelentes para perros, es importante que indagues el motivo que lleva a tu animal a orinar o defecar en un lugar distinto al acostumbrado. Estrés, enfermedades de las vías urinarias, tumores, problemas de dominancia, entre otras, son algunas de las razones principales. Una visita al veterinario es crucial para determinar la causa y emprender la solución indicada.

Ahora bien, si el problema reside en que tu perro no ha sido correctamente educado y siempre ha orinado o defecado en casa, deberás adiestrarlo para evitar que suceda. Para ello, no te pierdas este artículo: "Enseñar a un perro adulto a hacer sus necesidades en la calle". Así mismo, la esterilización suele reducir este tipo de comportamiento en alrededor del 40 % de los perros machos.

Si por contrario, te enfrentas a este inconveniente debido a un perro ajeno, intenta localizar al dueño para encontrar una solución y recuerda que existen métodos naturales efectivos que no causarán daño al animal.